martes, 3 de noviembre de 2009

Los animales no entienden de deporte

Y es que no creo que sepan mucho acerca del extenso mundo del deporte y acerca de las personas que lo practican cuando desde hace mucho tiempo vienen interrumpiendo partidos y pruebas de todas las modalidades. ¡Habrase visto tal osadía! Cuando un animal irrumpe en mitad de un evento deportivo acostumbra a acaparar la atención tanto de los participantes directos como del público, ya sean espectadores de cuerpo presente en el estadio o emplazamiento de turno o televidentes que están en sus casas sentados en el sofá. Pero no a todos les hacen gracia estos espontáneos peludos o plumados, pues si tu equipo está perdiendo un partido y ves como se tiene que parar todo durante unos minutos para sacar del campo al animal, no simpatizas con la especie. Y más aún si eres un componente de ese equipo y estas en el campo. Recuerdo de forma borrosa alguno de estos sucesos anecdóticos. Ralph Schumacher estuvo a punto de atropellar a una marmota que cruzaba el circuito en mitad de un Gran Premio. En un Zaragoza - Barça de la liga española de fútbol de hace muchos años un conejo interrumpió el encuentro al saltar al campo y pastar por él durante el tiempo que tardó un jugador aragonés con pocas ganas de perder tiempo en cazarle. Y como estos dos casos, muchísimos más a los que hay que sumarle otro ocurrido durante la madrugada del domingo en la NBA. Se enfrentaban los Sacramento Kings con los San Antonio Spurs en el pabellón de estos últimos cuando un murciélago que revoloteaba por la pista obligó a detener el encuentro para darle caza. Nadie podía coger al animal cuando de repente Manu Ginóbili, escolta de los Spurs, lo vio cerca y le soltó un manotazo. El pequeño mamífero cayó al suelo totalmente aturdido y así consiguieron sacarlo del campo, entre los aplausos del público presente. En ese momento entró en escena la PETA, asociación en defensa de los animales, -los mismos que denunciaban los atentados bomba con burros por el maltrato a los pobres animalitos- para censurar la actitud de Manu y compararla con algún caso de deportistas relacionados con peleas de perros consentidas. ¿Dónde vamos a llegar? Nunca hay que dañar a un animal, pero si se cuela en un evento público de este tipo hay que sacarlo, por su bien y el de los que están ahí. Si bien es cierto que el golpe que recibió el murciélago fue fuerte, estoy seguro que la intención de Ginóbili no era la de dañar al pobre bicho, pero eso no lo pueden entender los señores de la PETA, quienes querrían que el argentino pidiera perdón públicamente a la comunidad de murciélagos del mundo, que por cierto se ha manifestado indignada por los hechos ocurridos...

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