Cada año después del sorteo de la liguilla de la Champions en las tertulias y debates de los medios se discute cual es el denominado grupo de la muerte. Es el grupo en que los equipos que tienen la mala fortuna de ir a parar ahí deben demostrar ya desde el principio que merecen ganar la competición. El sorteo acostumbra a deparar algún encuentro para el morbo, con jugadores que se enfrentan a sus ex-equipos o entrenadores que vuelven al feudo donde se dieron a conocer en Europa. Pero este año nadie conseguía ponerse de acuerdo a la hora de valorar los grupos y decidir cuál era el peor. Los posibles candidatos eran: Grupo A (Bayern, Juventus, Girondins y Maccabi Haifa), aunque si bien hemos visto muy fuertes a los franceses, los israelitas no han sumado ni un punto y ni tan siquiera han metido un gol. Grupo C (Milan, R. Madrid, Marsella y Zurich), los dos favoritos se han situado ya con 7 puntos, y salvo ecatombe se disputaran el primer puesto del grupo. Hemos visto alguna sorpresa como la victoria suiza ante el Milán, pero poco más fuera de lo común. Finalmente el último candidato a grupo de la muerte era el grupo F (Barça, Inter, Dinamo de Kiev, Rubin Kazan) al tener a dos de los principales candidatos al triunfo final. Aún así no se le consideraba el peor cuarteto por la presencia del desconocido Rubin. Pero si nos paramos a analizar -muy fácil ahora que ya llevamos cuatro jornadas- vemos que se trata de un grupo con cuatro campeones nacionales de liga actualmente. No hay nada que decir de Barça e Inter, pero quizá sí de los otros dos conjuntos. Y es que a estas alturas de campeonato han demostrado que no estaban aquí de paseo, y ya sea por méritos de unos o deméritos de otros, han puesto la clasificación para la siguiente fase al rojo vivo convirtiendo el grupo en el más reñido de todos. El Dinamo ha demostrado ser un equipo sólido y con principios. A pesar de cometer algún error, Shovkovckiy se ha mostrado muy seguro en la portería. Vukojevic y Milevskyy están emergiendo de maravilla y pronto saldrán de Ucrania para jugar en ligas europeas más fuertes. Y que decir de Sheva. Sí, es mayor y hace tiempo que no rinde, pero es Sheva. Por otro lado el más desconocido de todos era el Rubin. Los rusos son un club que jugó por primera vez en la máxima división rusa en 2002, y el año pasado ya ganó la liga permitiéndole eso jugar la Champions de forma directa. Además de ser un equipo con las ideas muy claras, ejecutan a la perfección las órdenes de su técnico Berdyev, lo que le permite tener un gran control del partido. En la portería cuentan con un, hasta el momento, acertadísimo Ryzhikov. César Navas es un conocido de la Liga y a pesar de no ser exactamente un talento con el balón, su envergadura le permite destacar como central en un equipo que defiende en bloque. Sharonov y Novoa juegan a un ritmo altísimo, tapando asi sus carencias -parecían omnipresentes en los dos partidos frente al Barça, lo cortaban todo, ya fuera con o sin falta-. Semak, el capitán, es todo coraje y entrega. Ryazantsev es el del golazo en el Camp Nou, y la velocidad de Karadeniz, a pesar de ser su única virtud, la aprovecha al máximo. Y en punta de ataque tenemos al jugador más dotado técnicamente del equipo, el Chori Domínguez, quien parece ser que se marchará a final de temporada del Rubin, juega de 9 falso y es por quien pasan todas las acciones ofensivas y si hace falta las finaliza, aunque no es su mayor virtud. Sin olvidar que ayer salió en la segunda parte Bukharov, un tipo de 1,90 que destrozó a Puyol… ¡a base de velocidad y desborde!
Parece que se paga cara la clasificación en el grupo F, de manera
que Barça e Inter tendrán que hacerlo muy bien en los dos partidos que quedan aunque uno sea entre ellos, así que el duelo está servido. Por otro lado Dinamo y Rubin intentaran lo que era impensable y ahora es muy factible, dejar a alguno de los dos favoritos -o a los dos- fuera de octavos. Este es sin duda hoy el grupo de la muerte de esta Champions.

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