Algunos preveían un paseo del Barça en el clásico de ayer similar al 2-6, pero esta vez en casa, y suele pasar que cuando uno va más sobrado de lo que debería, acaba pagándolo con un pinchazo o, si tiene fortuna y algo de épica, con una victoria muy sufrida, haciendo especial hincapié en el adverbio cuantitativo ‘muy’. El Madrid salió con las ideas claras y la líneas muy juntas, jugando al contraataque pero sin dejar crear al rival como se suele hacer en estos casos, y eso pilló al gran estratega Pep de improviso. La apuesta de Pellegrini era arriesgada, pues ya se sabe qué pasa cuando los rivales del Barça juegan con la defensa a 30 metros del área, pero la presión que hicieron los Lass, Alonso, Marcelo y compañía, hizo que el Barça se viera obligado a dar toques de balón en su propio campo. Suerte tuvieron los azulgrana de la inspiración de Valdés, que a cada día que pasa se confirma como uno de los mejores metas del mundo, y del gran capitán. Puyol volvió a estar soberbio, que no es noticia, pero ayer se superó. Y suerte tuvo también el equipo catalán de tener al mejor jugador del mundo en sus filas. No hablo de Messi, ni de Xavi ni de Iniesta: Zlatan. El delantero sueco grandullón que vino para sustituir a Eto’o lo está bordando a pesar de que los propios aficionados culés decían de él que no marcaba, que le costaba adaptarse… pero tardó pocos partidos en demostrar lo que valía. A estas alturas de campeonato lleva 8 goles y 5 han servido para abrir el marcador, algunos en partidos toscos como el de Getafe o el de ayer mismo. El Barça no era el de siempre, necesitaba un revulsivo, alguien que le pudiera dar algo distinto de lo que había en el campo. A Henry se le notaba en las piernas el gran partido de desgaste y presión que hizo ante el Inter, y se dejó ver poquito. Messi lo intentaba pero al chaval le pasa algo, ya falló una clarísima ocasión ante el Bilbao y ayer volvió a errar solo ante Casillas, donde no suele fallar Leo -Véanse los dos goles del argentino en el 2-6 del año pasado-. Pep no lo dudó y mandó calentar a Zlatan nada más empezar el segundo tiempo para hacerlo salir en sustitución de Henry en el minuto 50. El sueco se situó en su posición y cuando aún estaba estudiando su papel en el partido, Alves le puso un centro preciso para que lo rematara con el interior del pie izquierdo sin dejar que el esférico tocase el suelo. Parece un gol fácil, pero el gesto técnico de Ibrahimovic no carecía de dificultad. Lo celebró como acostumbra, abriendo los brazos para luego saltar con el puño cerrado en un gesto de rabia. Más tarde ya vendría la expulsión de Busquets y con ello todo el sufrimiento del Camp Nou hasta el final del encuentro. Por en medio, ocasiones para Ronaldo, Piqué, Abidal, Benzema y Messi, esta última justo unos minutos antes de la expulsión de Lass por doble amarilla.
Con todo, cinco minutos le bastaron al sueco para hacer lo que nadie había podido hacer en 50, marcar un tanto y con él decantar la balanza del partido a favor de su equipo. Grande Zlatan.