miércoles, 30 de noviembre de 2011

Reglamentísticamente

Ante el Rayo Vallecano, Piqué provocó de forma descarada su quinta amarilla en Liga para asegurarse jugar el clásico en el Bernabéu. Mal, muy mal, no por el fondo sino por la forma, pues las risitas de complicidad entre el azulgrana y el colegiado Pérez Lasa al enseñarle este último la tarjeta, no hacen más que suscitar polémica y echar leña al fuego al eterno debate de favoritismos arbitrales generado por Mourinho, quien además ha afirmado más de una vez que el trencilla tiene predilección por el Barça. Más aún cuando en el acta del partido no se ve reflectado el hecho que Piqué provocó esta tarjeta para cumplir el ciclo de cinco, cosa que le podría haber conllevado dos partidos de sanción en vez de uno. Sí, sí, los mismos que recibió Mourinho por meter el dedo en el ojo a Vilanova.

Está claro que hay que revisar el reglamento. No puede ser que conlleve la misma sanción una entrada dura al tobillo del rival que celebrar un gol quitándose la camiseta o mostrando un mensaje de afecto a un ser querido. No puede ser que una agresión a sangre fría sin justificación ninguna ni arrepentimiento posterior se equipare, a efectos de castigo, a una pérdida de tiempo en un intento de pillería.

Sin duda en el fútbol actual podríamos encontrar muchas incoherencias, desde el reparto televisivo hasta los cuestionados árbitros de gol de la UEFA, pero creo que antes que nada, es imperativo revisar el reglamento. Messi, jugador que suele recibir más de una entrada merecedora de tarjeta cada partido, vio amarilla por hacer la conocida paradinha en un penalti. ¿Lógico? Para nada, pero así lo dice el reglamento. Como tampoco fue lógica la segunda amarilla a Van Persie en unos cuartos de final de la Champions tras continuar una jugada habiendo pitado el árbitro fuera de juego. Pero claro, así lo dice el reglamento.

Ejemplos cómo éste los tenemos a centenares, ahora bien, una cosa es que el reglamento necesite una revisión a fondo con urgencia, pero otra muy distinta es que no se cumple lo que, por muy absurdo que sea, está estipulado.

Si Piqué es sancionado por el comité de competición y no juega en el Bernabéu, nadie podrá quejarse y nos la tendremos que envainar. Todo por no cumplir el estúpido reglamento.

viernes, 7 de octubre de 2011

Empieza la magia

Mañana empieza la nueva temporada de la Liga Endesa -antigua Liga ABC- y con ella vuelve la fiebre del SuperManager, ese juego online en el que hay que confeccionar un equipo con 11 jugadores que puntuarán en función de su valoración real en la jornada de liga correspondiente.

De hecho el SuperManager hace ya semanas que está en marcha para sus habituales, quienes llevan más de 20 días atentos a fichajes, lesiones, partidos de pretemporada… para conseguir hacer una lista con los 11 elegidos de cada uno de sus equipos de cara a la primera jornada de liga. No es fácil. De hecho es magníficamente complicado acertar quien jugará mejor en cada jornada o quien subirá y/o bajará de precio. Siempre hay mil preguntas e hipótesis que se amontonan en la cabeza de cada uno de los managers. ¿Pongo a Franch que parece que tendrá minutos y subirá broker? Pero juega en el Palau… Quizá Cabezas, que está en muy buena forma… uff cuidado que igual se casca uno de sus habituales negativos. ¿Y Huertas? Se hinchará a dar asistencias con este Barça, el problema es su precio, es carísimo y si la caga me hunde… Tal vez Heurtel o Prigioni, aunque vete a saber quien jugará más estando Ivanovic en el banco… como le dé por rallarse con alguno de los dos… Y Jackson… Jackson sumará seguro, pero ya tengo el cupo de extracomunitarios cubierto con Panko y Caner-Medley y a estos dos los mantengo sí o sí…

Y así en cada una de las tres posiciones -base, alero y pívot- que hay que completar con 3, 4 y 4 jugadores respectivamente. Es la gracia de este juego. Todo el mundo tiene en su equipo a Oleson, que lleva tres partidos consecutivos valorando por encima de 30 y el Fuenla está en zona play-off, pero el viernes aparece un letrerito al lado de Oleson, Brad que dice +INFO y nos indica que el jugador es duda por una gastroenteritis que le ha tenido sin entrenar durante toda la semana. Evidentemente Oleson salta del equipo y apuestas por un Rakocevic que parece que está on fire. Resultado: Oleson mete 25 puntos para 26 de valoración (¡37 minutos en pista! Menos mal que era duda…) más el bonus de victoria de equipo, mientras que Rakocevic naufraga y acaba valorando 4 con tan solo 7 puntos anotados y 20 minutos jugados. Te desquicias y prometes dejar de hacer cambios en tus equipos, pero te descubres al día siguiente ojeando el parte médico, hay jornada intersemanal y no quieres volver a hacer el ridículo después de los 98,80 de valoración de ayer. Entonces vuelven las dudas: ¿Dejo a Rako, que tiene partido fácil en casa? ¿Y si Dusko le castiga por lo de ayer?...

La magia de este juego es difícil de explicar. Como lo es el comportamiento que provoca en aquellos que lo disfrutan. Ver al culé más empedernido saltando de alegría con un triple de Reyes solamente puede significar una cosa: lo tiene en su equipo del SuperManager.

jueves, 6 de octubre de 2011

Lesión fortuita

El pasado lunes el Girona perdió 2-1 en el Municipal de Chapín frente al Xerez, partido correspondiente a la jornada 7 de la Liga Adelante. El partido se le puso cuesta arriba al cuadro catalán tras una lamentable primera mitad pero estuvo a punto de remontar a merced de un gran Coro y un segundo tiempo brillantes. No pudo ser, pero los jugadores se podían haber ido a casa con mejor sabor de boca de no ser por la desafortunada acción ocurrida sobre el minuto 80 de partido.
Con el 2-1 en el luminoso, Ion Vélez, recientemente incorporado en el Girona procedente del Numancia, buscaba un balón al espacio que le dejaba solo ante el portero rival. Balón dividido dentro del área, choque fortuito entre Doblas y Vélez y lesión gravísima del delantero navarro tras impactar el meta con los tacos en su rodilla derecha. Para más inri, no hubo sanción alguna para el autor de la falta -involuntaria pero falta al fin y al cabo-, pues la jugada estaba invalidada por fuera de juego de Vélez en el desmarque anterior.
Vistas las imágenes y escuchadas las declaraciones de ambos jugadores, uno se da cuenta que fue un trágico accidente -gajes del oficio que dirían algunos- pero servidor opina que este tipo de lesiones son fácilmente evitables. Estoy seguro que Toni Doblas no es una mala persona ni un mal deportista, y que en ningún momento quiso hacer daño a Ion, pero también estoy convencido que esa entrada la hizo sin pensar, sin tener en cuenta las consecuencias que podía conllevar.
No se entiende que Doblas entrara así. Con la planta del pie se despejan pocas jugadas de ataque, por no decir ninguna, más cuando ese tipo de entrada está sancionada por el reglamento como ‘plancha’ o ‘juego peligroso’ a criterio del trencilla. Pero aún es menos comprensible ese tipo de entrada cuando hay un balón dividido y se pone la pierna a una altura peligrosa para el rival. Por eso opino que sí, se trata de una lesión fortuita, pero se podía haber evitado con el simple hecho de no entrar al balón de forma salvaje como lo hizo Doblas, sin que eso conllevara que el portero fuera superado por su rival.
En muchas ocasiones, estos hechos ocurren por la inconsciencia de algún jugador al que se le funden los plomos o alguno que no ve la peligrosidad de sus entradas, y es una lástima que no se puedan corregir este tipo de actitudes, entre compañeros de trabajo deberían saber qué pueden y qué no pueden o deben hacer.
Ahora Ion Vélez tendrá que pasar por el quirófano y someterse a un largo proceso de recuperación para volver a jugar. Eso sí, Doblas le fue a pedir perdón al hospital. Haberlo pensado antes, chico. Muchos ánimos a Ion.

miércoles, 5 de octubre de 2011

La misión de Lucho

Luis Enrique llegó a la Roma este verano con grandes expectativas de futuro. Los directivos italianos apostaron fuerte por el técnico español, quien había sido capaz de alcanzar el tercer lugar de la tabla de la Liga Adelante con el filial del FCBarcelona al que previamente él mismo había ascendido desde 2ª B.
En Roma hace tiempo que navegan a la deriva sin ver tierra firme, y la contratación del asturiano prometía ser un bálsamo a la par que también quería ser el inicio de una propuesta de futuro. Por eso empezaron a contratar a jóvenes talentos del fútbol mundial y a estrellas en formación. Bojan, José Ángel, Erik Lamela, Pjanic, Osvaldo, Stekelenburg y compañía iban suponiendo una gran inyección de moral para los seguidores de la Roma a medida que eran presentados.Pero quedaba -y queda aún- un gran problema en ese vestuario. El otrora grandísimo Totti seguía y sigue ahí, inamovible, dueño del vestuario y verdugo de media docena de entrenadores que en su momento no comulgaron con las ideas excesivamente ególatras del ídolo romano, quien ha estado perjudicando en los últimos años el ambiente dentro y fuera de club.
Es por eso que estoy muy convencido que la directiva de la Roma no eligió a Luis Enrique tan solo fijándose en su hipotético talento y/o en su trayectoria como entrenador, pues es de sobra conocido el fuerte carácter del asturiano quien, a mi entender, ha sido designado por sus nuevos jefes para poner en su sitio a Il Capitano. Pero no es ni va a ser tan fácil, pues Totti tiene una gran cantidad de aficionados que le respaldan y le adoran por sus “hazañas” logradas en tiempos pasados, por no hablar del peso que tiene dentro del vestuario. Francesco Totti es para la Roma un mito viviente, no sin merecerlo, pero de lo que no se da cuenta él ni sus acérrimos seguidores es que su momento ya ha pasado. Desde aquí puedo asegurar que he disfrutado muchísimo viendo jugar al gran Totti, y que es probablemente uno de los mejores jugadores de la historia de Italia, pero hace tiempo que debió dejarlo, pues ahora mismo sólo está perjudicando a su amado club.
Luis Enrique es conocedor de toda esta escabrosa situación y lo está llevando de la mejor forma que pude, pero nunca es fácil llegar nuevo y quitarle la batuta al director de la orquestra.
Después de un mal inicio parece que el conjunto capitalino empieza a despegar. Osvaldo y Bojan ya meten goles, y poco a poco el técnico asturiano le va quitando minutos de juego a Totti, ya sea por lesiones o por decisión técnica. Si finalmente Luis Enrique consigue sacar al ‘10’ de ese vestuario sin que el asunto le explote en las narices, habrá logrado un gran éxito deportivo para la Roma, pues el conjunto italiano podrá comenzar una nueva era.

viernes, 19 de agosto de 2011

Más que una derrota

El Real Madrid perdió el miércoles pasado más que un trofeo ante el eterno rival, perdió también todo lo que le quedaba de ‘Real’ entendiendo el término como símbolo de distinción y clase. Años atrás se hablaba del señorío de la entidad blanca, su buen hacer, la elegancia como calidad innata de jugadores, técnicos, directivos… quizá sí, quizá otrora el Madrid fue un club ‘señor’, pero lo que está claro es que a día de hoy no tan solo no lo es, sino que ha pasado a ser, como equipo, uno de los grandes villanos del fútbol mundial.

Estas cosas no ocurren sin más, vienen motivadas por algo. En el caso del club blanco, empezaron a perder su amado señorío hace años, esgrimiendo por todo el mundo una política de fichajes que rayaba la ilegalidad futbolística. El problema es que las malas formas se han trasladado de los despachos al campo, y lo que antes eran palabras de cualquier director deportivo inglés, italiano o alemán acusando al Madrid de tocar a jugadores con contrato, ahora son imágenes de televisión que en 5 minutos han dado la vuelta al mundo. ¿De quién es la culpa? Lo más fácil sería decir, y lo es, que de Mourinho -quien tiene sin duda mucho que ver en todo esto- pero me gustaría ir más allá, me gustaría apuntar ‘más alto’, ir directamente al individuo que generó una época dorada en el Madrid pero que no supo gestionarla, para volver unos años más tarde asegurando que no había cometido ningún error y acabar vendiendo su alma al diablo. Concretamente a un diablo portugués. Florentino sabía a lo que se atendía si fichaba a Mourinho. Sabía que a Mourinho tan sólo le importa Mourinho, pero a la vez es un especialista en lograr triunfos con sus equipos. Se vendió el señorío del club a cambio de una alta probabilidad de éxito. No ha podido ser, no al menos de momento. Hay que reconocer que ha tenido mala suerte, pues de haber encontrado a cualquiera de los FCBarcelona de los 110 años de historia del club azulgrana, hubiera triunfado, pero ha ido a dar con el mejor de todos, el que probablemente sea el mejor equipo de la historia del fútbol si nada se tuerce. El problema de Florentino es que el nivel de señorío del Madrid ha tocado fondo. Ya no le queda nada, no tiene con qué comprar más probabilidad de éxito.

El mundo del fútbol ha visto como con Mourinho de entrenador, Xabi Alonso ha pasado de ser un mediocentro que intentaba organizar y robar balones, a ser un jugador que se limita a dar palos. Se ha visto como dos buenos jugadores con un poco de desorganización mental como son Pepe y Marcelo, han evolucionado en auténticos salvajes, con una actitud deleznable, capaces de lesionar y agredir a compañeros de trabajo sin ningún tipo de compasión. El mundo entero ha visto como Casillas en año y medio con Mourinho ha pasado de ser un jugador sensato y con muy buena oratoria a ser un ‘quinqui’ más del fútbol europeo.

Creo que Florentino se equivocó. Igual el tiempo me quita la razón, pero la cosa pinta mal para los blancos de seguir así, pues Mourinho, su buque salvador, ha perdido los papeles, su agresión a Vilanova lo demuestra. Demuestra que lo que ha estado haciendo los últimos meses no era un guión ensayado para quitar presión a los jugadores y ser el centro de atención como siempre se ha dicho, sino que era simplemente una conducta fruto de la impotencia y la desesperación.

El actual presidente del Madrid sabía lo que podía conllevar la contratación del técnico luso. Se jugó el prestigio de 111 años de historia del club a una carta y lo ha perdido. Una pena.

domingo, 17 de julio de 2011

Espiritu conservador

Mientras veía ayer la considerada 'etapa reina' del Tour 2011, comprobé que mis temores acerca del empobrecimiento en el espectáculo que ofrece el ciclismo actual no eran infundados. Hace tan solo 10 años, Armstrong, Pantani, Ullrich, Beloki, Heras, Escartín, y un largo etcétera, nos brindaban etapas fantásticas, que nos impedían levantarnos del sofá hasta ver la entrega del preciado maillot amarillo.
Sabíamos que en cualquier momento de la ascensión a un gran puerto podía haber uno, dos, tres o más ataques fulminantes de alguno de los cabeza de carrera en pos de ganar la etapa y distanciarse de sus rivales en la general.
Sabíamos que una llegada en alto nos podía deparar un todos contra todos, una batalla campal sobre dos ruedas, con ataques de uno y de otro, alianzas entre corredores de distintos equipos, gregarios dejándose hasta el último aliento por resguardar en su rueda trasera a su jefe de filas e invitados sorpresa capaces de arrebatar la victoria a todos los gallos que estaban luchando por ella.
Sabíamos que 200 metros antes de coronar un puerto, por pequeño que fuera, un francés con un maillot blanco con topos rojos salía de grupo flechado para pasar el primero por debajo de la pancarta. Estuviera donde estuviera, Virenque siempre aparecía para sumar puntos de 'su' maillot.
Sabíamos que Tourmalet, Plateau de Beille, Alp d'Huez, Galibier y media docena de puertos más eran sinónimo de espectáculo trepidante, equiparable a una final de fútbol o a los últimos minutos de un partido de baloncesto.
De todo esto hace menos de 10 años y por desgracia para el aficionado al Tour, esta tradición de ataques constantes se está perdiendo. Alexandre Vinokourov, el último gran luchador de la última década en el ciclismo internacional, se retira a sus 37 años tras no poder terminar la presente edición de la ronda gala por una desafortunada caída.
Con él se va gran parte del poco espectáculo que aún le quedaba a este deporte. Solo nos queda esperar la pronta aparición de un ciclista de la casta del kazajo, pues no se me ocurre otra manera de devolverle a este deporte la épica perdida en los últimos años.

miércoles, 22 de junio de 2011

Mercato y/o cantera

Si algo preocupa a los aficionados del fútbol en estos días ya veraniegos, es sin duda el mercado de fichajes, trastornado este año a causa de la crisis económica mundial -o eso dicen, pues las fortunas que siguen desembolsando los clubes en reforzar sus equipos ayudarían a paliar el mal estado de la economía general-. Economía al margen, al seguidor le preocupa la gestión que va a hacer su club en cuanto a entradas y salidas de jugadores, así como de entrenadores en algunos casos.
Al aficionado azulgrana, concretamente, le preocupa que más allá de los fichajes que se puedan hacer, la cantera salga perjudicada en las decisiones de incorporación de jugadores. El caso más claro es el de Thiago Alcántara, que vería cortada su progresión de confirmar-se la llegada del pretendido Cesc Fàbregas. Este es el momento en que el aficionado se pregunta ¿40 ‘kilos’ por Cesc o darle una oportunidad a un jugador que sin duda tiene calidad más que suficiente para jugar en el primer equipo? Y se empiezan a enumerar pros y contras al respecto: que si Cesc se fue en su momento por algo, que si Guardiola lo ha pedido expresamente, que si Thiago aún está verde, que si el Arsenal nos volverá a enredar… Demasiados factores a contemplar.
No obstante, si nos alejamos de lo que se conoce como ‘el culebrón del verano’, nos encontramos con situaciones parecidas pero ni por asomo tan discutidas como la ya comentada de Thiago y Fàbregas. Se habla de pagar unos 30 millones de euros por Alexis Sánchez, jugador chileno del Udinese nombrado este mismo año ‘Mejor jugador de la Serie A’, pero no se habla para nada de las salidas de Jeffren, Nolito o Jonathan Soriano -este último con 32 goles anotados en segunda división este año-. No veo con malos ojos el fichaje de Sánchez, pues por lo poco que he podido ver de él me parece un jugador con desborde y gran habilidad técnica, pero yo me pregunto ¿No se le podría dar un poco de continuidad a Jeffren para ver si realmente es un jugador óptimo para el Barça? ¿No podríamos darle ese voto de confianza a Nolito también? Ninguno de los dos es santo de mi devoción -Nolito no me gusta nada, aunque tiene un gran talento-, pero creo que si estamos en crisis y suprimiendo secciones, lo primero que deberíamos hacer es no malgastar dinero ni jugadores.
Evidentemente lo más importante para el club es mantener el nivel de competitividad, y eso pasa por fichar cada año algún refuerzo. El problema es que se desaprovechen a los talentos propios por tener la sensación que solamente fichando podemos mejorar al equipo.
Que no tengamos que lamentarnos al ver, dentro de unos años, a los chavales que ahora despuntan en casa triunfando en otros clubes. O pasando otra vez por el ‘culebrón Cesc Fàbregas’.

martes, 17 de mayo de 2011

Ridículo tras ridículo

Hace un mes y medio nos frotábamos las manos esperando el espectáculo que íbamos a ver: Cuatro Barça-Madrid en tan solo 18 días. Los que probablemente sean los mejores equipos del mundo actualmente, frente a frente ni más ni menos que en cuatro ocasiones para jugarse tres títulos.
Casi dos semanas después de disputarse el último de los cuatro encuentros, podemos reflexionar acerca de lo que han supuesto tantos "clásicos" en tan poco tiempo. No se ha visto espectáculo ninguno, más bien cuatro partidos toscos, duros y de desgaste del rival. Faltas, simulaciones, agresiones, quejas, peleas, enfrentamientos… de todo menos fútbol. Pero esto sería puramente anecdótico si no fuera porque lo ocurrido en el campo ha desembocado en una bochornosa "pelea" en los despachos, implicando a los propios equipos y a la UEFA.
Todo comenzó después del tercero de los cuatro encuentros, curiosamente el primero que el Barça consiguió ganar. Mourinho y el Madrid no supieron digerir esa derrota y se ampararon, con o sin razón, en la actuación arbitral. El técnico portugués la lió en la sala de prensa y puso en duda al Barça, a su historia, a los árbitros, a Villar y a la UEFA. No dejó títere con cabeza.
A partir de ahí empezó una carrera de demandas entre los dos clubes: El Barcelona demandó ante la UEFA a Mourinho y al día siguiente era el Madrid el que demandaba al club catalán por supuesta conducta antideportiva de hasta ocho jugadores azulgrana, según detallaban. La UEFA por su parte, viendo que Mourinho había cometido la terrible osadía de poner en duda su transparencia en público, decidió sancionar al luso con 5 partidos de inactividad en competiciones europeas, pero dejó sin efecto las demandas de ambos clubes.
No contentos con el castigo, en Madrid decidieron recurrir al tribunal de apelación, para que también sancionaran a los jugadores azulgrana de quienes habían creado y remasterizado un vídeo con las supuestas conductas antideportivas. Tampoco surtió efecto. Pero si lo hizo un nuevo video que mandaron a la UEFA con un fragmento en el que se veía a Busquets diciéndole "algo" a Marcelo. ¿Mono? ¿Morro? No se sabe. El Madrid estaba eliminado y se sabía muerto, pero quería debilitar al Barcelona, herirle con su último aliento. Tampoco lo consiguió.
Ayer la UEFA concluyó este espectáculo dantesco no sancionando a Busquets por falta de pruebas. El Madrid podía haber caído con la dignidad propia de un club de sus dimensiones, pero prefirió mostrar su lado más vulgar y ruin. A todo esto, después de la sentencia final de la UEFA en el caso Busquets, el Madrid ratificó lo que ya había dicho hace un par de días: Contrariamente a lo que dice el máximo estamento del fútbol europeo, el club blanco niega rotundamente haber mandado el video de la acusación de Busquets. Ver para creer.

jueves, 12 de mayo de 2011

El tranvía de Gante

Por desgracia tenemos que lamentar una nueva tragedia en el mundo del deporte. Si hace apenas unos días que conocíamos la triste noticia de la muerte de un grande como Severiano Ballesteros, el Giro de Italia nos deja otra víctima mortal, aunque en condiciones totalmente distintas a las del español. Wouter Weylandt, ciclista belga que corría para el equipo Leopard Trek, sufrió una caída espeluznante, impactando contra un muro de seguridad de la carretera italiana por donde se desarrollaba la carrera. Apenas se trataba de la tercera etapa de la edición de este año del Giro, que no ha podido empezar peor.
Para cualquier ciclista profesional, amateur o simplemente aficionado, las caídas son algo con lo que hay que convivir. El futbolista se puede lesionar por una patada de un rival i el ciclista puede hacerlo por una caída al golpear contra el duro asfalto. Gajes del oficio que dicen. El problema surge cuando el desenlace de un tropiezo no es tan solo una lesión, como en este caso.
Es conocido por todo amante del ciclismo que los descensos vertiginosos por puertos de montaña son parte fundamental de una carrera, y muchas veces pueden llegar a determinar un campeón. Dennis Menchov, excepcional escalador búlgaro, no ha llegado a convertirse en una leyenda del ciclismo, a pesar de tener un gran potencial, por el "miedo" a los descensos. Si, si, eso que a todos nos gusta tanto cuando montamos en bici de pequeños, encontrar una pendiente i lanzarse cuesta abajo con el único riesgo de acabar pelándonos las rodillas. A algunos ciclistas les aterra, i lo entiendo.
Llegar a velocidades de hasta 90km/h con la simple protección de un casco de fibra de carbono que pesa menos de 1kg i una mallas que se rasgan si te caes en parado, tiene que acongojar a cualquiera. Claro está que la historia siempre guarda un pequeño hueco para aquellos insensatos a los que les encanta el riesgo y acaban por habituarse a competir sin miedo, caso del suizo Cancellara, quien probablemente es uno de los mejor ciclistas de la historia en descensos.
Casos extraordinarios a parte (el de Cancellara lo es) no son pocos los que han sufrido graves accidentes sin tener que ir a esas velocidades de aúpa. Joseba Beloki cayó en el Tour de 2003 en un semi-descenso y se partió la clavícula i el fémur cuando pugnaba con Armstrong por llevarse esa edición de la ronda gala. Ahí empezó el final de su carrera como ciclista. Tampoco los velocistas están, por desgracia, a salvo de estos percances sobre una bicicleta. El catalán Isaac Gálvez nos dejó en 2006 al sufrir una trágica caída en el velódromo de Gante, precisamente la ciudad natal de Weylandt.
Sabemos cada uno los riesgos que comporta el deporte que practicamos, sea cual sea. Por desgracia estas cosas no se pueden evitar y de vez en cuando nos sacuden de forma contundente despertándonos de nuestro feliz sueño. Dentro de unas semanas ya no tendremos en mente el accidente del ciclista belga, como tampoco teníamos en mente al bueno de Gálvez hasta que ha ocurrido esta tragedia.
Un recuerdo desde aquí para Weyland, esté donde esté.

miércoles, 6 de abril de 2011

Obsesión

Después de ganar ayer 4-0 ante el Tottenham, Madrid estaba eufórica. Los seguidores blancos, ya fueren periodistas o simples aficionados, clamaban después del partido -y aun lo hacen hoy- por ‘la décima’, pues ya se ven levantándola en Wembley. Todo el mundo estaba eufórico… ¿todo el mundo? ¡No! Un señor portugués con cara de pocos amigos fue el único que no mostró ni una brizna de alegría en su expresión ni en sus palabras, más bien aprovechó el momento de éxtasis blanco para volver a la carga con sus ya habituales quejas y lloriqueos.
La primera respuesta que dio Mourinho en la rueda de prensa -preguntado por el juego de los ingleses, que se encerraron atrás al jugar con uno menos por expulsión de Crouch a los 15 minutos de partido- ya la lanzó en forma de dardo envenenado: "Espero que nadie critique al Tottenham como se criticó al Inter el año pasado, o al Arsenal hace poco, por no tirar ni una vez a puerta después de quedarse con diez". En ambos precedentes estaba citando, sin explicitarlo pero con toda la intención del mundo, al Barça, a su obsesión.
Siguió la rueda de prensa con un gran ejercicio de cinismo al decir que estaba "triste" por el Tottenham, para seguir sin olvidarse del equipo con el que debe de soñar cada noche al acostarse: "Me da pena porque conozco las sensaciones de un equipo que quiere hacer un partido diferente, se queda con diez y no puede hacer nada. Esto lo viví con el Chelsea en el Camp Nou y ya sabéis qué pasó. También lo viví con el Inter el año pasado y no pude hacer el partido que quería". Lamentaciones varias de un hombre al que se le atribuye el título de erudito del fútbol -que no pongo en duda-, pero al que también se le conoce por sus malas maneras, sus salidas de tono y últimamente por una obsesión malsana que parece tener por el Barça.
No es ningún secreto que al entrenador portugués se le ha atragantado el club azulgrana. Antes no tenía que batallar con una prensa que cada día le pregunta por el equipo rival. Antes vivía feliz en su Oporto, en su Chelsea, en su Inter, metiéndose con los rivales y viendo como éstos picaban en sus absurdas batallas dialécticas y le seguían la corriente. Antes podía estar tranquilo porque sabía que su modelo futbolístico se imponía al de los rivales. Antes. Pero todo cambió al llegar a España y encontrarse la realidad del día a día del entrenador del Madrid: que te pregunten más del Barça que de tu propio equipo, que te exijan ganarlo todo aunque digan lo contrario, que te veas obligado a mantener una compostura por el ya falso señorío del que presume el club… Demasiadas cosas. Si a eso le sumamos el mejor momento histórico del Barça, la combinación se hace insoportable para cualquiera.
El portugués cada día va más allá en sus divagaciones, pataletas y lloriqueos, pues no encuentra la manera, a día de hoy, de dejar de pensar en el Barça. Es inexplicable sino, que ante preguntas sobre su equipo después de ganar el primer partido de cuartos de final de la Champions del Madrid en 7 años, responda con intentos de ataque al equipo azulgrana y otros improperios. Pobre 'Mou'.

viernes, 25 de marzo de 2011

Atacar en inferioridad o defender en precario

No parecía un partido tan complicado como lo fue el del martes. El hecho de haber derrotado a Obradovic en la primera batalla y haber descubierto qué cartas escondía para afrontar la serie ante el todopoderoso Regal Barça, hacía que el segundo encuentro se previera más fácil. Y ese mismo sentimiento podían experimentar los aficionados azulgrana cuando su equipo se fue al descanso 10 arriba (38-28), pues a pesar de haber llegado a ganar de 16 (28-12, 14min), Navarro y compañía se habían mostrado muy seguros en ataque y muy fuertes en defensa, secando el juego y la anotación de la estrella griega, Diamantidis, que se fue al descanso con un -3 de valoración.
Pero parece que el Regal Barça extravió su buen juego mientras estuvo en los vestuarios. No parecían los mismos jugadores que habían salido al parquet de inicio, y el PAO lo aprovechó para meterse en el partido. Sin el factor sorpresa del primer encuentro pero con similar efectividad, empezaron el tercer cuarto con mucho acierto en ataque y gran agresividad defensiva. Ricky y Sada eran flotados de forma descarada como ya ocurriera dos días antes, y ninguno de los dos era capaz de anotar desde más allá de la línea de 6,75, por una falta de acierto alarmante el primero, y por, directamente, ni intentarlo el segundo. Navarro naufragaba con el balón al tener dos hombres encima de forma permanente. Pasqual movió ficha, y repitió la estrategia que ya le había funcionado dos días antes: Sacó a Lakovic por Ricky, lo que provocó dos situaciones cambiantes: Más voracidad en el ataque azulgrana, pues la amenaza de tiro de 3 se multiplicaba y liberaba a Navarro de la férrea defensa griega, pero por otro lado Diamantidis resucitaba de cara al aro rival al jugar a placer pese a la voluntariosa defensa del base esloveno. Él, una técnica discutible a Navarro -discutible teniendo en cuenta el criterio para ambos equipos-, y un triple sobre la bocina de un inconmensurable Sato, dejaron el marcador 57-56 al final del tercer cuarto.
El PAO empezó el último tramo de partido adelantándose, para no perder ya la ventaja. Mientras tanto, el Barça tiraba triples sin seleccionar la situación de tiro, y solamente Navarro estuvo a punto de obrar el milagro con un triple (67-72) y un 2+1 (71-72). Quedaba menos de medio minuto y Diamantidis falló uno de sus dos tiros libres (71-73). 17 segundos para el Barça y Lakovic, emparejado con Batiste tras el contraataque azulgrana, decidió tirar -más tarde explicaría que lanzó rápido para curarse en salud y generar una segunda oportunidad mediante el rebote ofensivo si fallaba-. Pero erró, como lo llevaba haciendo el Barça durante todo el segundo tiempo.
Al final, victoria para los griegos gracias a la gran labor táctica de Obradovic -está donde está por algo- y a la inestimable versión 2.0 de un Diamantidis que ya no sólo defiende como los ángeles sino que también clava los triples como churros. Tocará sufrir en el OAKA, pero si el Barça juega sin complejos, le veremos en la F4 dels Sant Jordi.

sábado, 5 de febrero de 2011

Una de Madrid - Barça

A pesar de que aún queda mucho, no se deja de hablar de esa final de Copa del 20 de abril que disputarán Madrid y Barcelona 21 años después que lo hicieran por última vez. Es por eso que me parece un buen momento para reanudar el blog con una “historieta” por así llamarlo de fútbol vintage. Se trata de la mayor goleada habida hasta el momento en un Madrid - Barça, una vuelta de semifinal de Copa que en 1943 ganó el Real Madrid por un increíble 11-1, pero que esconde algo tras ese escandaloso resultado.
El Barcelona había ganado la ida, disputada el 6 de junio de ese mismo año en el campo de Les Corts, por 3-0 con goles de Valle, Escolà y Sospedra. Con la eliminatoria prácticamente decidida parecía que el Barça tenía que ir a Chamartín a aguantar el resultado obtenido en casa y de esta forma clasificarse para la final, pero no fue así. Nada más terminar el encuentro del 6 de junio, la prensa de Madrid empezó una campaña en contra de los aficionados culés, acusándoles de comportamientos vejatorios hacia su rival, cosa que no ocurrió (Les Corts aplaudió al Madrid cuando salió al campo y no les pitaron en ningún momento de forma mayoritaria, hechos impensables a día de hoy) y escribiendo auténticas barbaridades y mentiras de lo ocurrido en sus crónicas. También desde Barcelona, el Mundo Deportivo, periódico afín al régimen en ese entonces, no escribió “nada favorable para la afición del Barcelona” según palabras del ex-masajista del equipo, Àngel Mur padre.
La campaña de la prensa madrileña, liderada por el periodista Juan Deportista y secundada por las autoridades deportivas del Estado y por el propio Real Madrid, caldeó el ambiente previo a la vuelta hasta el punto que el entonces presidente del club catalán, Enrique Piñeiro, mandó una carta al Real Madrid pidiendo que se tratara al Barça con el respeto que merecía. Eso nunca ocurrió. Nada más llegar a Chamartín, los jugadores y cuerpo técnico azulgranas fueron increpados y apedreados, hasta el punto de no poder salir del hotel por miedo a ser agredidos. Pero les quedaba mucho por vivir en ese particular infierno, pues el objetivo ya no era eliminar al Barcelona sino humillarlo.
Cuando los jugadores azulgranas se disponían a saltar al terreno de juego, el Director General de Seguridad del Estado se presentó en su vestuario para advertir a los jugadores que se mostraran pasivos en el campo y que no hicieran nada que les pudiera perjudicar a ellos mismos. Pocos minutos después, fue el árbitro del partido el que acudió al encuentro de los culés para avisarles con palabras sospechosamente similares. No hubo nada que hacer. Desde el inicio el portero catalán, Miró, tuvo que alejarse 5 ó 6 metros de la portería debido al lanzamiento de piedras de la afición madridista a quien, a parte de eso, el club había regalado silbatos para que los usaran durante el partido. Los goles fueron cayendo uno tras otro para llegar al descanso con un escandaloso 8-0. En ese punto los jugadores del Barça decidieron que lo más sensato era retirarse, pero de nuevo una visita a los vestuarios del Director General de Seguridad les hizo salir a disputar el segundo tiempo, en que recibieron 3 goles más. Tan solo Martín en el minuto 89 consiguió el tanto de la honra para los catalanes. Concluido el partido, una invasión de campo de la afición blanca hizo aun mayor la humillación al rival.
Joan Antoni Samaranch, entonces periodista en prácticas, se atrevió a redactar una crónica con los sucesos realmente ocurridos en el encuentro, cosa que ningún otro periodista hizo, a sabiendas que se jugaban su sueldo. Una vez entregado el artículo a su periódico, le dieron las gracias por el trabajo hecho y le dijeron que no hacía falta que volviera. Como dice el ex-presidente del COI: “ese fue el final de mi carrera como periodista”.
El Barcelona fue multado económicamente por la Federación como culpable del supuesto mal comportamiento en Les Corts. También recibió una multa por la invasión de campo en Chamartín al considerar la Federación que los incidentes tenían su origen en el partido de ida. Lógicamente, la directiva del club catalán reclamó esa decisión, por lo que el club fue otra vez amonestado por tener la osadía de quejarse. Ante esta situación el presidente del Fútbol Club Barcelona dimitió.