Una vez terminado el Tour de Francia 2010 hay varios puntos de la presente ronda gala que me gustaría mencionar, como el tercer triunfo, sufrido eso sí, de un Alberto Contador que cada día va a más, las ya habituales pero no por eso menos destacables victorias de Cancellara en cualquier prueba o etapa cronometrada, la buena imagen del pequeño de los Schleck, a pesar de haberse quedado muy pronto sin la ayuda de su hermano por una fractura de clavícula, la poca decencia de la organización al hacer pasar a los corredores por los pavés, el segundo podio en un Tour del ruso Menchov, el magnífico debut del ‘Purito’ Rodríguez quedando entre los 10 primeros y ganando en Mende… Ciertamente son muchas las cosas en las que me gustaría poner una pequeña acotación a pie de página, pero personalmente quiero destacar una: las últimas pedaladas de Lance Armstrong por los Campos Elíseos de París. Parece ser que esta vez la retirada es ya definitiva, o al menos debería serlo, bajo mi humilde opinión. El texano se fue en 2005 ganando su séptimo Tour consecutivo, pero su vuelta no fue tan gloriosa y ha ido de más a menos en estos dos años. En 2009 consiguió, no sin sufrimiento, hacer podio quedando tercero por detrás de Alberto y Andy, pero esta temporada se ha visto muy pronto que sus 39 años le pasaban factura. Etapa tras etapa iba perdiendo minutos con los líderes de la carrera, y salvo en la jornada acabada en llano tras escalar el Tourmalet, no dio señal de poder disputar la victoria final. Para entonces ya era tarde, perdía más de 30 minutos respecto al líder de la general, Contador.
A pesar de todo esto, no hay que desmerecer para nada al mejor corredor de la historia del Tour de Francia, campeón en 7 ocasiones (del 1999 al 2005 ambos incluidos) todas ellas con un margen de tiempo considerable. Sin olvidar que estos logros los conseguía después de superar un cáncer testicular con metástasis en cerebro y pulmones.
Siempre superó de forma clara a todos sus rivales, algunas veces con más suerte, cómo en 2003 con la caída de Beloki, y otras con más coraje, el mismo año al caer él en la ascensión a Luz Ardiden. Los Pantani, Ullrich, Mayo, Escartín, Zülle, Basso, Jalabert, Vinokourov, Julich y compañía nunca pudieron superarle, aunque siempre ofrecían un espectáculo memorable a los aficionados, tanto en las cronos como en las escaladas en etapas de montaña donde no daban su brazo a torcer hasta que el americano se enfundaba el mono de trabajo. Entonces ya no había nada que hacer, Lance se ponía de pie y tiraba hasta quedarse solo y llegar a la meta.
Se ha notado que su edad no era la adecuada para una prueba tan dura como es el Tour, y es una lástima porque, llamadme iluso, me emocionaba la idea de poder tener la ocasión de volver a ver una etapa de montaña con Armstrong tirando de algún selecto grupo y atacando en el momento adecuado. No podrá ser. Tendré que revisar la videoteca y ver esas etapas de unos años atrás, porqué el americano deja el Tour para siempre.
Merci, Lance. Au revoir.