miércoles, 8 de septiembre de 2010

Cuando se desata la euforia

Siempre he defendido que hay que ser moderado con todo en esta vida. Cuando las cosas no van bien, no hace falta reventarlo todo ni hundirse en la miseria, pero del mismo modo, cuando la vida nos sonríe no debemos convertir nuestra felicidad en una algarabía de euforia desmedida.
La derrota ayer de la selección española ante un mental y moralmente renovado combinado argentino, ha generado en la prensa española más bien indiferencia e incluso hay quien ha hablado de toque de atención ante un posible acomodamiento de los jugadores campeones del mundo. Ya lo advertía el seleccionador antes del encuentro, no se debía caer en la confianza excesiva solamente por haber ganado una competición que ya es agua pasada. Pues esto parece ser que servirá para que los jugadores no se relajen en exceso y vuelvan a dar lo mejor de si en las siguientes citas internacionales.
No obstante, esta vez han sido nuestros paisanos del otro lado del océano quienes parecen haber sufrido un cambio radical de mentalidad con tan solo un partido. Vale, cierto, un gran partido. En Argentina se tomaban, antes de empezarlo, este encuentro como una opción de redimirse de la tempranera eliminación mundialista y lo podían conseguir nada más y nada menos que contra el campeón de Sudáfrica 2010. El Monumental se llenó como hace tiempo que no se recuerda para un partido amistoso, y el nuevo seleccionador, Batista, alineó un once que si no era de gala poco le faltaba. En Argentina no conocían el término ‘amistoso’ para definir este partido, ellos lo bautizaron como ‘La final que no fue’. Lo sabían los jugadores, lo sabía el entrenador, lo sabían los aficionados y lo sabía hasta el colegiado, quien estuvo muy enchufado en el partido y no dudó en sacar las tarjetas que debía. España por su lado se tomó el amistoso como eso, un partido sin nada más en juego que el puro espectáculo. Del Bosque sacó una alineación que no tenía nada que ver con el once tipo campeón del Mundial y a los 13 minutos España ya perdía 2-0. Normal. Una albiceleste con la moral por la nueves y con ganas de agradar, frente a una ‘roja’ llena de suplentes y haciendo experimentos en defensa.
El problema surge cuando uno no se da cuenta de esto último. España salió demasiado relajada y sin la medular del bloque campeón, luego no era de extrañar que sucediera lo que se vio durante los 90 minutos. En la península, ya sea por forofismo o por sentido común, lo sabemos, pero en Argentina se ha ensalzado en exceso la actuación de sus jugadores y el resultado que consiguieron frente a la campeona del Mundo. No se dan cuenta o no les apetece hacerlo, pero el caso es que los titulares de hoy de la prensa sudamericana tratan a los suyos como héroes cuando hace un par de días les pedían más compromiso e incluso ponían en duda su patriotismo.
¿Qué cuál es el problema? Ninguno, pero la realidad es que han ganado a un conjunto más bien suplente y experimental, no a la verdadera campeona. Estoy seguro que si España hubiera jugado con sus 11 titulares habría sido un paseo, pues esta es una Argentina en formación y aún sin un estilo de juego definido. Es por eso que esta euforia que ahora les rodea puede hacer que en el próximo encuentro se lleven una gran decepción si sus jugadores no mantienen el nivel o si el rival le pone más entrega que la que ayer desplegó la ‘roja’.

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